TEXTOS DE LA PUNTADA CON HILO DE LOS AÑOS 90 Y OTROS TEXTOS DISPOBLES SOBRE FEMINISMOS Y DE FEMINISTAS

viernes, 12 de diciembre de 2014

ECUADOR: MOVIMIENTO FEMINISTA CRÍTICO CON EL GOBIERNO DE CORREA


“Correa gobierna en lo moral, en lo ético, con la mano derecha”

X Carlos Blanca/Enviado X Lisa Segovia/Revista Exarchia

Ecuador es un país que ha adquirido un nuevo protagonismo en el nuevo escenario latinoamericano, donde el ascenso al poder político por la vía electoral de partidos y opciones progresistas o revolucionarias en numerosos países, coloca al continente en una nueva perspectiva internacional, después de décadas de regímenes dictatoriales o falsamente democráticos.

En ese nuevo contexto continental, el gobierno de Rafael Correa, quien no ha dudado en alinearse con las posiciones bolivarianas lideradas por Venezuela, incorporándose al ALBA, goza de un importante apoyo popular. Su gobierno, bajo el lema “Revolución ciudadana” basa su acción transformadora en impulsar reformas democráticas cuyos pilares son la mejora radical de un sistema educativo que históricamente servía a los intereses de las clases dominantes, y la reforma sanitaria, urgente y necesaria para mejorar las condiciones de vida de una inmensa mayoría de ecuatorianos y ecuatorianas.
Pero en esa “revolución ciudadana” hay amplios sectores populares muy críticos con el gobierno de Correa. La explotación de nuevos yacimientos petrolíferos en zonas protegidas de la cuenca amazónica, el desplazamiento de comunidades indígenas, la batalla por los recursos hídricos, y el autoritarismo con el que se maneja el presidente, son el caballo de batalla y la fuente de no pocos conflictos sociales y políticos en el país.
Aprovechando una visita al país andino, Exarchia ha podido palpar esa realidad de luchas sociales en un país que vive, sin duda, un momento histórico. De entre esas luchas, destaca la del movimiento feminista, como uno de los más dinámicos y críticos con el presidente Correa.
Desde la redacción de Exarchia mantuvimos un encuentro con dos de sus representantes, quienes tuvieron la amabilidad y la paciencia de responder nuestras preguntas. Andrea Aguirre y Lis Coba nos dieron una visión del movimiento feminista en Ecuador y en América Latina.
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- ¿Podríais hacer una radiografía sobre los feminismos en América Latina?
Andrea.- En términos generales ha habido dos tendencias encontradas y en debate permanente, dentro de las cuales hay también debates internos, que serían como una tendencia en el feminismo más institucional y un feminismo que se ha llamado así mismo autónomo. Digamos un feminismo institucional que se levanta sobre cierto realismo, desde la posibilidad desde dentro del Estado, desde los organismos internacionales, tipificar derechos para las mujeres, y que se construye desde las ONG, la participación en las instituciones del Estado, desde la institucionalización del feminismo en el Estado, etc.

Y otra línea, en algunos momentos, muy encontrada con este feminismo institucional, es lo que se ha llamado feminismo autónomo, digamos un feminismo crítico hacia la institucionalización de las propuestas feministas, y que construye más a pie de calle, y a nuestro juicio, que construye desde lugares más diversos. Ahí podemos encontrar por ejemplo posturas del feminismo lésbico, feminismo afro, o feminismo indígena, etc., que construyen desde esa perspectiva crítica con la institucionalidad. Dentro de esa línea hay toda una perspectiva que trata de recuperar un feminismo desde la diferencia étnica, por ejemplo las feministas que trabajan desde lo afro, las feministas comunitarias que hay por ejemplo en Bolivia, tratando de tejer alianzas con otros movimientos en América Latina, vinculadas con el feminismo lésbico, más radical…
Ese sería un panorama muy general, a mi juicio, de lo que han sido las tensiones y los debates en el feminismo latinoamericano.
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- ¿Dentro de esas diferentes expresiones que planteáis, cuál de ellas, si es que podemos hablar en estos términos, predomina, dentro del movimiento feminista continental?

Andrea.- No me atrevería a decir cuál es la que predomina… Lo que está claro es que lo que llamamos feminismo institucional ha logrado transformaciones radicales de la estructura del Estado, se han generado, por ejemplo, secretarías de la mujer específicas en la mayor parte de los países, se ha logrado la paridad en términos de representación política, es decir, este feminismo ha logrado institucionalizar la participación de las mujeres y la tipificación de los derechos. Piensa por ejemplo en las comisarías contra la violencia de género, las campañas del Estado contra esa violencia, etc.

Sin embargo el feminismo autónomo ha generado experiencias intensas, brillantes, que sin haber logrado tal institucionalización ni tanta influencia en el “sentido común”, como más general, ha logrado crear perspectivas que, a mi juicio, el feminismo institucional no ha logrado. Pienso en el feminismo comunitario, el de las mujeres negras, en el feminismo lésbico, que sin haber logrado permear en la conciencia común, digamos de América Latina, sí han conseguido remover ciertas conciencias. Por ello no me atrevería a decir cuál de ellos ha primado, sino que creo que son lugares distintos desde los que el feminismo produce posibilidades de transformación y que generan posibilidades distintas.

Hay un feminismo que trabaja más en la línea de “los derechos de las mujeres” y otro feminismo que nace más desde el pensamiento autónomo, como una experiencia contracultural, un feminismo andino que ha logrado decir: hablamos desde este lugar de América.
Nosotras estamos más en esa línea del feminismo autónomo, más creador, y que no escapa a las diferencias entre mujeres, que reconoce la diversidad y las tensiones entre las diferentes expresiones del movimiento feminista.

Lis Coba.- Las fronteras son porosas. Yo estaba leyendo hace poco sobre el Foro social mundial, el que se realizó en Brasil. Ellas hablaban sobre la necesidad de que los derechos de las mujeres impacten sobre el Estado, porque estamos hablando de nuestras necesidades cotidianas. Pero también vimos como a partir de este Foro, las mujeres empezaban a organizarse de maneras distintas.
En América latina emergen una serie de feminismos impensados hasta ahora, por ejemplo el feminismo autónomo en Bolivia, o el feminismo indígena en Ecuador, como mujeres que no necesariamente hacen de sus reivindicaciones desde el “feminismo”.

- En las últimas décadas se están produciendo cambios políticos en el continente, con gobiernos de tinte antiimperialista, progresistas… ¿Cómo afectan estos cambios a los movimientos feministas? ¿Hay un mayor cuestionamiento del patriarcado desde los feminismos?

Lis Coba.- Afectan al movimiento feminista. Hay muchas feministas que se han institucionalizado. Por ejemplo, nosotras necesitamos la despenalización de aborto, y en el Ecuador, en la ley, está tipificado el aborto como delito, y tú para abortar necesitas ser “idiota” y ser violada para que te puedan permitir un aborto. Al gobierno no le interesa esto, a los gobiernos que se suponen de izquierda no les interesa eso.
Al gobierno no le interesa la despenalización del aborto. Nosotras estamos reivindicando los derechos integrales de las mujeres, el derecho al aborto, y el respeto a nuestros contextos de vida, la gestión de nuestra vida y la defensa de los recursos de la naturaleza.
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- ¿Dentro de la revolución ciudadana que impulsa Rafael Correa, qué papel juega el movimiento feminista? ¿Hay una buena sintonía? ¿Qué cambios se han producido desde su llegada al gobierno?
Andrea.- Dentro del Ecuador hay diversas expresiones del movimiento feminista. Las perspectivas del feminismo institucional han atravesado la revolución ciudadana y son como un elemento central del gobierno. Piensa por ejemplo en la presidencia y vicepresidencia de la Asamblea Nacional y vas a ver que hay mujeres, vas a ver que el 50% de la representación son mujeres, hay campañas masivas en contra de la violencia contra las mujeres.
En el caso concreto del Ecuador, no sólo el movimiento feminista, sino todos los movimientos sociales se han visto atravesados por la coyuntura del Estado. Porque el gobierno de Correa ha abierto posibilidades de transformación en muy distintos aspectos y paradójicamente, a la vez, los ha impedido. Mucha gente se ha visto en la encrucijada de incorporarse a la estructura del Estado o quedarse fuera. Mucha gente entró como funcionarios del Estado, mucha gente nos quedamos fuera, y eso generó tensiones entre los movimientos sociales. Algo que sí ha hecho la experiencia de la llamada revolución ciudadana es fraccionar a los movimientos sociales.
A unos los ha desestructurado, como es el caso del movimiento indígena, los ha sumido en una crisis, que ya venía gestándose, pero que ahora es una crisis radical, y a otros como el movimiento feminista nos ha fraccionado. Hay algunas compañeras que están en el Estado, y son feminista que vienen desde los años 80, algunas de ellas construyendo desde el feminismo digamos como mejor pueden. Pero hay otras, sobre todo más jóvenes, que construyen desde una perspectiva más radical, desde una perspectiva más de izquierda. Hay experiencias del movimiento feminista que se proponen transformar desde dentro, y otras que se colocan en franquísima oposición.
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- Con el neoliberalismo agrupaciones de mujeres dentro de la CONAIE-MUPNO- Movimiento plurinacional Pachakutik Nuevo País o la FENOCIN -Partido Socialista tuvieron un papel importante de denuncia y resistencia contra las políticas neoliberales. ¿Ahora cuál es su papel?  
Lis Coba.- El movimiento indígena está muy escindido, igual que todos los movimientos sociales. Esta es una época muy, muy compleja. Dentro del feminismo, dentro de los movimientos sociales en general. En realidad no sé lo que va a pasar, pero sí sé que las diferencias entre mujeres son muy profundas. No es lo mismo – y yo estoy hablando desde una mujer de clase media urbana-, porque hay mujeres indígenas que están en el gobierno y hay mujeres indígenas que ven amenazados sus territorios, y que a través de la amenaza a sus territorios no necesariamente están con el gobierno. Pachakutik está francamente dividido entre quienes apoyan al gobierno de Correa y quienes están defendiendo territorios indígenas frente a la explotación petrolífera o minera.
Extracción de yuca, alimento base, junto al arroz, para la mayoría de los pueblos amazónicos. Generalmente son las mujeres las que se dedica a los cultivos. Muchos hombres han abandonado las comunidades indígenas para trabajar en las extracciones petrolíferas más cercanas, en Lago Agrio.
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- La despenalización del aborto es un tema que continúa generando controversias en todo el mundo. En Ecuador, ¿hay unidad feminista con respecto a este tema? ¿Cuál es la posición del gobierno?

Andrea.- En el movimiento feminista hay unidad en relación con la despenalización, que plantean algunas, y la legalización del aborto sin ninguna restricción. Sin embargo hay posturas distintas entre el movimiento sobre el cómo alcanzar esa meta. Pero es un tema presente en la agenda de todo el movimiento feminista. La cuestión es cómo afrontar esa lucha, esa reivindicación. En este momento en el Ecuador está legalizado el aborto terapéutico, en caso de riesgo en la vida de la madre y el aborto eugenésico, es decir, una mujer que es “demente o idiota”, que es violada, como comentaba Lis. Sin embargo la postura del gobierno es absolutamente clara en la negativa al aborto en cualquiera de las condiciones. De hecho la Constitución ecuatoriana defiende la vida desde la concepción. Claro que habría que preguntarse de la vida de quién, si del feto, de la madre… Especialmente la figura de Correa, en esta especie de autocracia que vivimos, tiene una postura bastante cercana a la Iglesia. De hecho en lo político y en lo económico parece que gobierna con la mano izquierda, pero en lo moral, en lo ético, con la derecha. Correa ha hecho explícitamente una defensa de la familia tradicional en consonancia con las posiciones de la Iglesia católica ecuatoriana.
En cualquier caso, el gobierno de Correa, y esto lo ha dicho bien claro, no va a sacar el aborto del código penal.
Existe una experiencia puesta en marcha por colectivos feministas que apoyan a la mujer con asesoramiento telefónico sobre temas de anticoncepción, o cómo afrontar un embarazo no deseado, etc., pero de hecho están siendo perseguidas por el gobierno, y su accionar es a través de la propaganda callejera, sin ningún tipo de ayuda oficial. Esta es una iniciativa de las feministas más jóvenes y vinculadas al feminismo autónomo, que están resistiendo los embates de los colectivos pro vida, muy activos y organizados.
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- ¿Y qué hay acerca de la violencia patriarcal y el feminicidio? 
Lis Coba- En la actualidad, 6 de cada 10 mujeres es violentada en el Ecuador. Las estadísticas aumentan cuando hablamos de mujeres afro ecuatorianas e indígenas, mientras hay una pequeña disminución entre las mujeres mestizas de “clase media”. Ahora mismo se está debatiendo en la Asamblea nacional el tema de la violencia contra las mujeres, una verdadera lacra social. Todo esto tiene que ver con la situación en la que viven amplios sectores de la sociedad, con una pobreza estructural que genera situaciones de violencia contra los más débiles.
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-¿Cuáles son los proyectos en los que estáis trabajando? ¿De qué tipo de estructura organizativa os dotáis para desarrollarlos?
Andrea.- Nosotras venimos de diferentes experiencias, pero siempre hemos tratado de construir diálogos entre mujeres que nosotras llamamos diversas y desiguales. Una muy particular se dio en la cárcel de mujeres, donde participamos en construir el feminismo entre mujeres diversas, que en ese momento estaban presas. Ahí la idea es articular elementos de educación popular de las mujeres en prisión.
Otra proyecto es la Asamblea de Mujeres populares y diversas del Ecuador, que es una experiencia de mujeres de todo el país, una federación de colectivos a nivel provincial. Es ahí donde se reconoce la diversidad de las mujeres, de su sexualidad, de sus modos de vida… de su extracción social.
La realidad de las mujeres en el Ecuador es muy diversa. Piensa en las diferencias entre la mujer en el ámbito urbano y aquellas que viven en el entorno rural, o incluso en zonas selváticas. Ahí hay que destacar a las mujeres que están desarrollando una lucha contra el extractivismo, contra la minería que amenaza sus modos de vida. Ahí se ha desarrollado lo que llamamos el eco feminismo, un movimiento muy enriquecedor.
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- Ecuador es una país con gran diversidad cultural, ¿cómo se plasma este factor en la lucha global de las mujeres por su liberación?
Lis Coba.- Nosotras venimos de experiencias muy duras, con trabajo con mujeres que eran pequeñas traficantes de estupefacientes, y eran mujeres fundamentalmente urbanas. Sin embargo ahora estamos asistiendo a un desplazamiento de las luchas, no solo de las mujeres, sino de los movimientos sociales en general al área rural, y también en la Amazonía.
Hay muchas mujeres que hoy están en primera fila de la lucha por su entorno natural, por la defensa del agua frente a las compañías mineras, o contra las explotaciones petrolíferas, mujeres muy ligadas a su etnia particular que ven amenazado su estilo de vida comunitaria.
Las mujeres urbanas, somos mujeres del consumo, y las mujeres de los bosques y de los sectores rurales son mujeres productoras. El desafío es cómo articularnos entre mujeres diversas de diferentes ámbitos.
Yo pienso en el ejemplo del colectivo Mujeres creando, de Bolivia, que interrelaciona el feminismo con factores como la economía comunitaria de las diferentes etnias. No se trata de buscar una igualdad ficticia, se trata de cómo desde esa diversidad, se establece un diálogo entre mujeres. El Ecuador es un país tremendamente complejo, con diferentes etnias, y el feminismo necesariamente refleja esa diversidad.
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- ¿Cual es el futuro a medio y largo plazo del movimiento feminista en el Ecuador?
Andrea.- Este es un momento de recomposición del feminismo. No me atrevo a aventurar cuál será el futuro del movimiento feminista. El gobierno de Correa, y su “revolución ciudadana” ha provocado muchas tensiones no sólo en el movimiento feminista, sino en todos los movimientos sociales. Unos trabajando desde la férrea oposición y otros inmersos, dentro del Estado con ese “realismo” al que hacíamos referencia antes.
Lo que sí está claro es que el movimiento feminista, con su diversidad, con su riqueza, será capaz de establecer diálogos entre sí. Desde esa perspectiva creo que la Asamblea de mujeres populares y diversas del Ecuador, que trata de aunar las experiencias de las mujeres campesinas, indígenas y urbanas precarizadas tiene una amplia proyección. Incluso también nuevas experiencias como el movimiento transgénero, que tiene también relación con las instituciones pero con una fuerte tendencia autónoma, está desarrollando iniciativas que tienen que ver con el reconocimiento de que en la cédula de identificación figure el género y no el sexo. También está surgiendo, este sí de último cuño, un movimiento feminista lésbico, con mucha frescura de ideas…

Lis.- Tampoco me atrevo a aventurar el futuro. Lo que sí veo es que estos movimientos y gobiernos de izquierdas en Latinoamérica (y no me atrevo a decir de falsa izquierda, pero con muchas contradicciones) tienen muchas ansias de civilización, de occidentalización, de desarrollismo a cualquier precio. En esa perspectiva, los indígenas, y las mujeres, quedan completamente relegados.
Andrea.- Siempre se dice aquello de que hay que luchar ahora para un futuro luminoso… Nosotras pensamos más bien que el presente es nuestro, y es desde donde estamos construyendo. A las feministas se nos ha dicho: hasta que el “Pueblo” consiga sus reivindicaciones, hay que saber esperar vuestro momento… Nosotras luchamos hoy, por el presente y por supuesto, por el futuro.

Fuente: Revista Exarchia.org

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